martes, 22 de abril de 2008

La quebradora de vidrios

Durante el año 2004 yo estaba cursando el 4º año medio en el Colegio El Colibrí en Santiago, es por este motivo que junto a mis compañeras estuvimos todo el año preparando lo que haríamos al salir del colegio y hacer algo entretenido ya que no volveríamos nunca mas a ese lugar donde muchas veces reíamos, llorábamos y pasábamos la mayor parte de nuestro tiempo. Nuestro curso era muy unido, en el sentido que siempre nos apoyábamos tanto en los estudios, como también cuando teníamos penas de amor o problemas con la familia.

Dentro del círculo más cercano de mi grupo de amigas que yo mantenía desde hacia varios años, se encontraba María José que era mi confidente para todo y yo de ella también. Un día muy afligida me contó que tenía muchos problemas económicos en su casa y que ese mes, que era la última mensualidad del año, no podría pagar al día porque realmente en su casa sus hermanos pequeños necesitaban cosas que eran primordiales y que no se podían dejar de comprar.

Al pasar algunos días manteniendo esto en mi cabeza y no encontrando ninguna solución para ayudarla, se me ocurrió que hiciéramos una rifa en el curso para ayudar a la Cote y para que pudiera llevar plata a su casa. La idea resulto de manera espectacular, todas cooperamos llevando cosas para rifar y le hicimos una suma muy buena de dinero. Mi amiga estaba agradecida pero a la vez avergonzada por lo que habíamos hecho por ella y nos dio las gracias mil veces hasta que le tuvimos que decir que se dejara de decir que se sentía avergonzada, porque en el colegio todos nos ayudábamos en esos momentos, ya que en realidad todos éramos de una situación económica bastante baja.

A los días después de haber hecho la rifa no teníamos mucho que hacer en el colegio porque solo nos faltaban tres días para salir de clases, así que después de almuerzo nos dejaban estar fuera de la sala y en esos ratos libres conversábamos, íbamos a Internet, etc. Pero ese día fue distinto, porque nos conseguimos con el profe de educación física una pelota de voleibol y una malla y la colocamos en el patio y nos pusimos a jugar. El asunto es que la estábamos pasando un rato increíble y de repente a la Cote se le va la pelota y quebró el vidrio de la oficina del Inspector General. En ese momento la primera reacción fue reírnos porque fue chistoso lo que había pasado, pero después todo cambio.

En ese momento empezamos a molestar a la Cote, pero igual con los fondos del curso teníamos en cuenta que lo íbamos a tener que pagar si que no nos hicimos mayor problema. Pero el que si hizo un gran problema fue el Inspector General, que vio que la Cote había quebrado el vidrio y fue a donde estábamos nosotras y le dijo que era una tonta, que cómo no se daba cuenta que ahí habían ventanas, etc. Lo peor de todo fue que le saco en cara que aparte de que tendría él que esperar que le pagara el vidrio, la tenia que esperar para que pagara la mensualidad, diciéndole que era una aprovechadora y que no hallaba la hora que se fuera y pagara lo que debía.

Al decir todo eso todas quedamos de una pieza, impactadas no supimos que responder y mi amiga lloraba a mares por la humillación que la habían hecho pasar, ya que no solamente escuchamos nosotras, sino que todos los que estaban en el patio. A pesar de que él era el Inspector General no nos importo y la presidenta de curso y otras compañeras pidieron hablar con el Director, quien se enojo mucho por la situación porque el sabia que la Cote tenia problemas económicos y nos dijo que el hablaría con su colega para darle a conocer que había cometido un error y que debía pedirle disculpas. Así fue, al otro día le pidió disculpas por lo que había hecho (aunque ya lo había hecho con otros compañeros), pero no eran esas disculpas verdaderas sino que por cumplir hizo lo que le dijeron.

Fue muy desagradable lo que tuvimos que vivir con la Cote porque además eran los últimos días en el Colegio y queríamos solo pasarla bien y no tener problemas, lo que no sucedió. Nos dimos cuenta que en realidad a veces esas personas molestan a los alumnos por problemas económicos y los humillan, sabiendo que lo que ellos hacen no es legal y se creen con el derecho de decirle cosas que no vienen al caso a los alumnos por tener un cargo dentro del colegio.

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