Cursando, el 2º año Medio en el colegio Newton llegó al inicio del año escolar un profesor de ciencias al curso de secretariado, muy simpático, aunque su materia era un poco dura para un curso de señoritas, futuras secretarias.
Sucedió que durante las clases de física, el profesor Isaac aparte de de la materia también relataba anécdotas de su vida amorosa personal. Por ejemplo, recuerdo un día que nos contó su aventura con una mujer que había conocido en el metro el fin de semana anterior a la clase, describiendo a dicha mujer como cualquier hombre lo haría… “le di mi teléfono, la invité a salir…” ¿Qué tenía que ver esto con la clase de ciencias?
Otro día recuerdo nos narró un chiste obsceno, que incluso lo hizo representar a mi compañera la “Tuto”. Esta situación causó risa en un primer momento, pero luego analizando los hechos muchas de mis compañeras consideraron inapropiada la conducta del docente. Un grupito menor de mi curso defendía al profe, en ellas, se encontraba mi amiga,
La situación se vio tensada cuando la orientadora llegó a la sala y preguntó por el comportamiento del profe. Esta notó la división en nuestro curso sobre la opinión sobre él. Y comenzó a cuestionarnos: “¿Es normal que un profesor cuente sus aventuras en una sala de clases a señoritas de 15 años?... (las respuestas fueron obvias en el curso y en algunas mentes el discernimiento vino a posarse en sus cabecitas) ¿Está bien que el docente cuente chiste en doble sentido con garabatos incluidos?...
Y así, el grupito defensor aprendió a tener un criterio más conciente respecto de sus profesores. El colegio por su parte decidió cancelar la estancia del profe en el colegio.
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